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jueves, 24 de agosto de 2023
🇷🇺 Rusia | Quién era Yevgeni Prigozhin, el poderoso mercenario que desafió a Putin
Yevgeni Prigozhin fue el hombre que planteó el desafío más importante que tuvo que enfrentar Vladimir Putin durante su largo mandato y la crisis de seguridad más grave ocurrida en Rusia desde que el dirigente llegó al poder a finales de 1999.
El volcánico multimillonario de 62 años, de cabeza rapada y rasgos duros, pasó en pocos meses de convertirse en el principal aliado del Kremlin para sus avances en la guerra de Ucrania a desafiar abiertamente al mando militar ruso el 24 de junio pasado cuando decidió dejar el territorio ucraniano y llevar sus combatientes del Grupo Wagner hacia Moscú para “castigar” a los militares, “restaurar la justicia” y “acabar con el desorden” que atribuyó al ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, y el Jefe de Estado Mayor, Valery Guerasimov.
Los acusó de haber ordenado el bombardeo de bases de Wagner en la retaguardia del frente de Ucrania, matando a un “gran número” de mercenarios.
En aquel momento, la mediación del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, detuvo la asonada con “garantías de seguridad para los combatientes de Wagner”, y el traslado del propio Prigozhin a Bielorrusia. Luego, tuvo algunas apariciones esporádicas hasta la noticia de este miércoles de la caída de su avión y su muerte.
Sus orígenes
El empresario ruso, originario de San Petersburgo, como Putin, se integró en el círculo de élite del mandatario en 2001, cuando Putin comenzó a cenar en su lujoso restaurante flotante en San Petersburgo, llamado New Island.
Aunque no formaba parte del grupo original de aliados de Putin que crearon un club de casas de campo llamado Ozero, Prigozhin saltó a la fama en San Petersburgo, la ciudad natal del presidente, y llegó al mandatario gracias a los sabores de su cocina.
En su juventud, antes de convertirse en vendedor de panchos y, luego, en proveedor exitoso de comida, fue encarcelado durante nueve años por robo y fraude.
El capitalismo de “terapia de choque” de Rusia en la década de 1990 creó muchas oportunidades de negocios para los exconvictos y, al salir de la cárcel, hizo una fortuna.
Prigozhin montó un puesto de panchos y luego un comercio de alimentación. De ahí dio el salto a los restaurantes, montando una cadena de establecimientos y la empresa que aún dirige, Concorde Catering, en 1996.
Uno de estos locales es el New Island, que se convirtió en el más lujoso de San Petersburgo y en el favorito de Putin, al que llevaba a mandatarios internacionales y en el que Prigozhin siempre se aseguraba de no estar lejos de la mesa del poderoso presidente ruso.
A lo largo de la siguiente década, la empresa firmó lucrativos contratos con las autoridades rusas para proveer el cátering de las escuelas de San Petersburgo y Moscú y, más tarde, para alimentar a gran parte del ejército ruso.
Durante todos esos años, y a pesar de ser una persona muy cercana a Putin, Prigozhin había mantenido un perfil bajo, y su fortuna, como la de la mayoría de los oligarcas rusos, ha sido tema de controversias y secretos.
Los documentos asociados a las sanciones que le impuso Estados Unidos por su supuesta intromisión en las elecciones de 2016, indican que tiene tres aviones privados y un yate de lujo, supuestamente utilizado por él, su familia y sus asociados, registrados en paraísos fiscales como Islas Caimán y las Seychelles.
Prigozhin dirigía también en San Petersburgo la Agencia de Investigación de Internet (IRA; en ruso), una “fábrica de trolls” en internet, comprometida en la Guerra Política de internet, en beneficio de intereses políticos del gobierno de la Federación de Rusia así como de empresarios rusos.
Grupo Wagner
Pero si el nombre de Prigozhin saltó a los titulares últimamente fue por su papel cada vez más central que su grupo de mercenarios, el Grupo Wagner, tuvo en la guerra de Ucrania.
Debido a que en Rusia es ilegal la contratación de servicios militares, el grupo “no existe” legalmente. Se calcula que Wagner, que defendió los intereses de Rusia en países como Libia, Siria o República Centroafricana, cuenta con más de 20.000 mercenarios solo en la guerra de Ucrania, un 10% de todas las tropas rusas en el frente.
La primera vez que se vio al grupo en Ucrania fue en 2014, cuando participó en la anexión de Crimea.
Entonces, las calles de la península se llenaron de hombres en uniforme, pero sin insignias o banderas, que fueron conocidos como los “hombrecitos verdes”.
Durante años, Prigozhin negó sus vínculos con el grupo e incluso su mera existencia pero, a medida que el papel de este ejército privado se fue haciendo más relevante en el conflicto ucraniano, el poderoso empresario se dejó de esconder.
El pasado mes de septiembre, de hecho, Progozhin apareció en un video dirigiéndose a un grupo de presos en una cárcel rusa, instándoles a unirse a luchar con Wagner a cambio de que sus penas fueran condonadas.
Luego apareció vestido con ropa militar, se le vio en una de las minas de sal de la ciudad de Soledar, reivindicando que habían sido los hombres de Wagner y no el ejército ruso quienes habían logrado expulsar de la localidad a las tropas ucranianas.
Sus críticas fueron constantes y cada vez más abiertas, hasta el punto de que las tensiones entre el Grupo Wagner y el Ministerio de Defensa ruso se convirtieron en un secreto a voces, y fue su grupo el que tuvo un rol fundamental en la captura de la estratégica ciudad de Bakhmut, en Ucrania.
Pero también acusó al ministro de Defensa de haber abandonado a Wagner en el frente de Bakhmut sin municiones ni apoyo aéreo, e incluso de haber bombardeado una de sus bases. Ese fue el principio del fin del idilio entre Prigozhin y el Kremlin.
Luego, la marcha de los amotinados hacia Moscú del 24 de junio marcó el punto de no retorno: a partir de ese día, para quienes saben de la larga tradición de “acccidentes dudosos” relacionados con los opositores al Kremlin, Prigozhin se convirtió en “un muerto viviente”.
📰 La Nación
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